martes, 17 de abril de 2012

UNIDAD 1- LA POESÍA, DEL ROMANTICISMO A LA CONTEMPORANEIDAD.


SIMBOLISMO- (de acuerdo a los autores BULA PÍRIZ, Roberto y MIRZA, Rogelio)

Símbolo (del griego: poner junto).
Los hechos son manifestaciones variadas de grandes fuerzas eternas, que solo pueden intuirse.
“El poeta sabe tocar a su gusto las potencias secretas de nuestra alma, y con la ayuda de los vocablos nos revela todo un mundo desconocido y grandioso.”
El simbolismo aproximó la POESÍA a la MÚSICA. “LA MÚSICA SIN IDEA ES SIMPLEMENTE MÚSICA, LA IDEA SIN MÚSICA ES LA PROSA”, decía Poe.

El Romanticismo y el Simbolismo
A la sensibilidad romántica, solo constituida por las exigencias del corazón, el Simbolismo le agrega un análisis lúcido de la NATURALEZA HUMANA
El “mal del siglo” romántico (melancolía, soledad profunda del poeta) se transforma en tedio, hastío, spleen: una inmóvil e impotente desesperación, sentimiento que sobrepasa al Romanticismo. La naturaleza no es siempre pura y apacible, aparece la ciudad, lo artificial.

                                                                                            Las flores del Mal

“Correspondencias” es un soneto escrito por Charles Baudelaire, en el marco de “Las Flores del Mal”, su obra maestra. Charles Baudelaire fue un poeta y crítico de arte francés, parisino para ser más específico, nacido en 1821 y muerto en 1867. Coinciden todas las biografías en que llevó una vida licenciosa, bohemia, y que tuvo relación con muchos de los grandes poetas contemporáneos, como Hugo o Vigny, entre otros. Fue llamado por la crítica "poeta maldito", dado que uno de sus tópicos más recurrentes fue el Mal.

Si bien su primera edición data de 1857, después del período de decadencia del Romanticismo, es válido decir que Las Flores del Mal es una de las obras más maduras del movimiento, en donde el poeta tiene la conciencia más crítica del Romanticismo. La melancolía que se había expresado en las novelas del movimiento se transforma en angustia, el demonio que posee los corazones ahora también posee las conciencias. Baudelarie, desde lo natural, vislumbra lo sobrenatural, a través de lo múltiple, lo único, a través del transcurrir de los instantes lo eterno.

En su primera edición de 1857, de Las Flores del Mal fueron censurados 6 poemas por "ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres". Fue obligado, junto a su editor, a pagar multas. Baudelaire comentó sobre el hecho que: "Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias." Entendiendo esta declaración, podemos decir que se corresponde con L'Albatros, poema alegórico también parte de Las Flores del Mal. En 1861 se hace una segunda edición, que si bien deja fuera a los poemas censurados, agrega 30 poemas nuevos. La versión definitiva será póstuma, de 1868, y contará con 151.

Las Flores del Mal es una obra de concepción clásica, es decir, digna de ser imitada, y que marca un modelo para las generaciones venideras, de un contenido oscuramente romántico, en que los poemas se exponen de manera ordenada, siguiendo un criterio. Las Flores del Mal no es un simple poemario, en donde los poemas están juntos por el sólo propósito de juntarlos. Tienen valor por sí mismos, pero tampoco puede ser despreciado el inmenso valor que tiene como parte de un todo integrado, que es la obra. Ésta está divida en seis secciones, siendo "Spleen e Ideal" la primera de ellas, y la más extensa, abarcando más de la mitad de la obra. Mediante el Amor y el Tedio, el Poeta llega a la "conciencia en el mal". En la segunda sección, llamada Cuadros Parisinos, compuesta de dieciocho poemas, el Poeta contempla la ciudad y sus habitantes, dejando de buscar en sí mismo para ser testigo de las calles de París; descubriendo en el exterior el problema esencial de la condición humana: el Mal. La tercera sección se llama El Vino, y está compuesta por cinco poemas y es un intento de huída a los paraísos artificiales, que no termina sino en el fracaso y el tedio. En la cuarta sección, titulada Las Flores del Mal, se aprecian doce poemas en que se constituyen los apóstoles del mal. La quinta sección, titulada Rebelión, según Thibaudet "después de haber optado por el mal el poeta opta por el jefe del mal, por el Diablo", y por su gesto más definidor, la blasfemia, la rebelión. Cuenta sólo con tres poemas. Como no podía ser de otra forma, la obra cierra con La Muerte. Una sección que cuenta con seis poemas, que son la muerte de los protagonistas (los artistas, los amantes, los pobres), y el comienzo de un viaje hacia lo "Nuevo". Precediendo a esta secciones encontramos el poema "Al Lector", que cumple la función de un prólogo, de donde la obra se apoyará para despegar en su viaje.


"En este libro atroz puse todo mi pensamiento, todo mi corazón, toda mi religión (travestida), todo mi odio." Lo que da unidad a su libro es la confesión que el autor hace de su mal, de sus esperanzas, de sus fracasos, de sus desconfianzas. En oposición a los poetas ilustres que han elegido "las provincias más floridas del dominio poético", se propone "extraer la belleza del Mal".


A través de su propia experiencia, el poeta quiso retratar la tragedia del ser humano, a menudo disfrazada de un falso pudor: "¡Hipócrita lector, mi semejante, mi hermano!". Es la tragedia del hombre doble: ángel caído y objeto de un conflicto perpetuo entre el Cielo (espiritualidad) y el Infierno (animalidad). El libro explica su composición gracias a esta dualidad: hay partes en que parece triunfar las aspiraciones hacia el Ideal y otras que hablan de caídas lamentables, fuentes de un mal moral que el poeta llama el "Spleen".



Correspondencias: Importancia de la INTUICIÓN, el “entender no entendiendo” de San Juan de la Cruz. El poeta, para Baudelaire, es un traductor, un descifrador. Correspondencias: a) unidad de la creación; b) aspecto cósmico (lo material/lo espiritual) ; c) aspecto psicológico (conciencia/inconsciencia); c) sinestesia: el tacto ve, la vista oye, el olfato escucha.
El poeta: Baudelaire es de los primeros en utilizar el vocablo “Modernidad”. El poeta advierte la singular posición del hombre en medio de la nueva civilización, de la sensación de inseguridad que se oculta tras la confianza en el progreso, de la creciente deshumanización del mundo artificial.
La misión del poeta sería la búsqueda de la pureza original, la vuelta a la totalidad de lo creado. Un esfuerzo por superar el exilio de nuestra condición humana, imperfecta, separada de su origen. Se trata del movimiento inverso a la caída, al pecado.




CHARLES BAUDELAIRE

CORRESPONDENCIAS

Naturaleza es templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras;
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos
que lo observan atentos con familiar mirada.

Como muy largos ecos de lejos confundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la claridad
perfumes y colores y sones se responden.

Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como praderas,
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes.

que la expansión poseen de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del alma y los sentidos.

Traducción de Edmundo Gómez Mango -

CORRESPONDANCES

La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.

Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.

Il est des parfums frais comme des chairs d'enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
- Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,

Ayant l'expansion des choses infinies,
Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.




EL ALBATROS
Traducción de Enrique López Castellón

A menudo, por divertirse, los hombres de la tripulación
cogen albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, como indolentes compañeros de viaje,
al navío que se desliza por los abismos amargos.

Apenas les han colocado en las planchas de cubierta,
estos reyes del cielo torpes y vergonzosos,
dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
colgando como remos en sus costados.

¡Qué torpe y débil es este alado viajero!
Hace poco tan bello, ¡qué cómico y qué feo!
Uno le provoca dándole con una pipa en el pico,
otro imita, cojeando, al abatido que volaba.

El Poeta es semejante al príncipe de las nubes
que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
desterrado en el suelo en medio de los abucheos,
sus alas de gigante le impiden caminar.



L'Albatros


Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d'eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid!
L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!

Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l'archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.

jueves, 12 de abril de 2012

UNIDAD 1. LA POESÍA: DEL ROMANTICISMO A LA CONTEMPORANEIDAD. LA REVOLUCIÓN ROMÁNTICA.

LA REVOLUCIÓN ROMÁNTICA

(Fuente: MEJÍA GONZÁLEZ, Fabián. “Visión de mundo de los románticos colombianos, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2010)

Una forma de vivir y una reacción

Según Eduardo Ospina, “el romanticismo muestra ser expresión directa de la vida y un concepto especial de la vida”, denotando con esto una actitud, una forma de ser y comportarse ante la realidad circundante que va más allá de lo aparente y se manifiesta en consideraciones superiores de sensibilidad pura. Ahora, según Agustín Del Sarto, “el romanticismo fue para la literatura, lo que la revolución para la política: reacción en la vida y en la política contra toda sujeción; es la exaltación del individualismo y del sentimiento,representando una corriente de renovación en las ideas que daría como resultado la asunción de nuevos modos de pensar y de actuar frente a una cambiante realidad. En literatura fue la protesta contra las reglas y la moral neoclásicas; la personalidad libre del escritor frente a las normas y a todos los valores establecidos”. Expresión de la vida y reacción contra toda sujeción. Dos enunciados que definen lo que el romanticismo es.

Como movimiento histórico-cultural, el romanticismo se constituye en oposición al clasicismo, es decir, a la autoridad de la norma y de la academia. Desde sus orígenes, es una rebelión al orden establecido que supone la vida en sociedad. Propugna la exaltación de valores medievales y supone la plena libertad del hombre a través de sus manifestaciones psicosociales mayores (autonomía, sueño, individualismo). La palabra romántico, desde su aparición, a finales del siglo XVIII en Europa, adquirió pronto el significado de novelesco o novelero (definido como “aquel que decía o escribía cosas que acaecen en las novelas”; es preciso aclarar que la acepción novelero, término poco académico pero preciso, designa a quien sigue una forma de acción y un modo de pensar como ocurre en las novelas.

Origen del término

 El término en mención es utilizado por primera vez en Europa por Jean Jacques Rousseau, quien en sus “Ensueños de un paseante solitario” de 1776-1778, da al paisaje que observa la denominación de novelesco (roman-tique), de carácter novelesco o que sucede como en las novelas, siendo ésta la primerísima aparición del término que llegaría a hacerse común para referir todo aquello que exaltara los sentidos y los sentimientos: un paisaje, un poema, una tonada, y que se haría extensible a casi cualquier manifestación trágica del espíritu. De esta primera mención como concepto, el sentir romántico pasa luego a ser considerado como movimiento filosófico-existencial en Alemania, convirtiéndose luego en un credo, el romanticismo. También será un modo de vivir y pensar la realidad. Se repite insistentemente que la religión universal del romanticismo es el panteísmo, la creencia de que todo es Dios y Dios lo es todo, emparentando la realidad con su realizador. Siempre asociados al hecho religioso y de la forma como afectan al pueblo grueso viniendo tales valores dictados por algunas élites.
El importante aporte procurado por el romanticismo al hombre que lo asume y vive es el de otorgarle una visión trágica de las cosas, un modo de asumir la vida frente a una realidad cambiante, que lo desborda y abruma y de la cual el romántico es testigo fiel. Romántico llegó a ser sinónimo de novelesco, novelero, que ocurre al modo de las novelas (D.R.A.E., entrada romántico). La popularización del término hizo que perdiera su carácter espontáneo y se sobreexplotara su significación profunda para la vida del espíritu y las formas artísticas.

Los temas románticos

La exaltación del instinto, el sentimiento, la imaginación y lo intuitivo se manifestaban abiertamente en el romanticismo, liberando a la poesía y a la prosa del asfixiante racionalismo que imponía la época anterior a su desarrollo y desenvolvimiento. El romanticismo propone la sustitución de la mitología grecorromana, arcaizante y lejana, por lo maravilloso medieval y por el mundo sobrenatural cristiano, llenos estos de inquietudes y zozobra, de sueños y fantasías que posiblemente nunca llegarían a realizarse, pero que permitían por lo menos pensar un mundo mejor. En el momento en el cual el romanticismo empieza a desarrollarse, los avances de la revolución científico-técnica estaban manifestándose a través de hitos históricos destacables en Europa. Una realidad que se basa en leyes exactas y órdenes a seguir lo mínimo que produce en el individuo es desasosiego y éste se manifiesta en la deshumanización que produce la alienación a la que es sometido el individuo por el avance tecnológico y la industrialización creciente. El malestar emocional resultante es el causante directo de la aparición de nuevas formas de evasión de la difícil realidad material que la literatura romántica provee de modo generoso: empiezan las crónicas sobre viajes, el exotismo, la necesidad del exilio, la exaltación de los sueños, la búsqueda de reposo, la muerte como evasión. Lo que se evidenciaba con esto era que no existía un Fundamento, una certeza absoluta acerca del valor de la vida en la tierra. El principio de realidad se imponía sobre consideraciones individuales, la razón de estado suprimía libertades civiles y el hombre se sentía cada vez menos dueño de lo que acontecía a su alrededor. Entonces apareció como respuesta a la crisis, al malestar colectivo, el credo romántico.

El credo romántico
La sencilla descripción natural de hechos y cosas, paisajes y momentos que hacían al hombre uno con la naturaleza, era la manera específica con la cual el romántico describía estados del alma, forma de acción perdida por la insensibilidad causada en el hombre habida cuenta del desarrollo tecnológico y el avance científico que de un modo progresivo lo fue deshumanizando (por la alienación promovida) y lo hizo cada vez más indiferente ante su realidad natural. La aventura romántica se establece con la pretensión de que el hombre manifieste su malestar y sentir hacia un mundo que se complejiza y del cual él sólo es un integrante más: “Puesto frente al espectáculo del universo, y mezclado a su vida, el hombre percibe en él una interrogación a que se siente tentado a responder, porque de la respuesta depende el sentido mismo de toda su existencia”.

El romanticismo fue en sus comienzos un fenómeno cultural de países desarrollados, sobre todo europeos, donde el progreso se evidenciaba en la continua deshumanización del hombre por la alienación que el progreso supone y la continua necesidad de éxito, producida ésta por el avance del proceso tecnológico y el progresivo abandono de valores morales y espirituales de larga data que han hecho del hombre un simple “accionador de palancas”; por tanto el romanticismo buscaba restablecer la sensibilidad perdida, teniendo en cuenta el avance tecnológico y la continua realidad de la máquina23 en una avanzada de progreso, producto de la Revolución Industrial. Había en desarrollo una industrialización creciente en los lugares donde el romanticismo se manifestaba. De esta pretensión de manifestarse ante el “desconsuelo del mundo”, resulta la propuesta de Novalis en 1798 en la cual proponía que “el mundo debería hacerse romántico. Entonces volveremos a descubrir su significado original. Hacer romántico algo no es sino una potenciación cualitativa. En tal operación el yo inferior se identifica con el yo superior. Nosotros mismos somos esa serie de potenciaciones cualitativas (...) En cuanto doy un significado más elevado a lo ordinario, un aspecto misterioso a lo acostumbrado, un aire infinito a lo finito, estoy romantizando (...) No hay nada más romántico que lo que solemos llamar el mundo y el destino”.

Tiene por objetos preferentes: el amor, con sus aspiraciones infinitas y la religión, como satisfacción de ellas.
También tiene por tema la patria y la naturaleza. La naturaleza es mirada no por sí misma, sino en relación con el sujeto, y por eso, bajo los aspectos que sintonizan con los actos psicológicos predilectos del sujeto: aspectos que despiertan el sentimiento de más allá (aspiración al infinito, nostalgia, recuerdo).
Su manera propia de ver las cosas es traspasar los límites de ellas: los límites del espacio, en lo sensible y objetivo, para buscar relaciones más profundas con sus causas invisibles o con el espíritu; los límites de los actos psicológicos, en cuanto presentes y finitos, para dejar desplegar el germen de infinidad que ellos entrañanen la aspiración hacia su propia perfección y continuidad; los límites del tiempo, para evocar el pasado y aspirar a un futuro sin término: la eternidad.
Por significar todo eso una concepción especial de la vida, aspira a encontrar una forma propia y prescinde, sobre todo, de la imitación clásica.

 A “Romántico” se superpone cierto vago significado difuso que alude a ciertas emociones y sugestiones presentes en las literaturas medievales. Tales emociones se relacionan con lo misterioso, lo triste, lo exótico o la añoranza por las cosas pasadas, mal conocidas o bien soñadas. Elromanticismo fue, sin dudarlo una especie de revolución del sentimiento”.

Las características

Resumiendo sus características, diremos que el romanticismo fue “un estilo de vida que afectó a las creencias políticas a través de los grandes mitos de la revolución, la rebeldía a la tiranía, la lucha por la libertad y la grandeza de los ideales nacionales; afectó también a los valores sociales con su tendencia simplista y retórica a asimilar la bondad con la pobreza y el sufrimiento, y la maldad con la riqueza, el poder y el nivel de vida; por último creó un peculiar sentido de lo espiritual, exaltando la irrealidad y la ensoñación por encima de lo material y cotidiano, y premiando la libre manifestación de los sentimientos como un acto de afirmación de lo individual, lo irrepetible, lo diferente y lo extraño onírico”. Esta última característica, la exaltación del sueño y la imaginación, junto a su consideración del “estado de naturaleza”, caracterizan en todo tiempo y lugar al romanticismo como visión de mundo. Bien lo declara en su advertencia de autor, Albert Béguin cuando escribe: “el romanticismo no es una apología del sueño y del inconsciente en detrimento de la vida
consciente. Es el momento sublime del sueño y del inconsciente”. El romanticismo buscaba retornar a una cosmovisión signada por la sensibilidad y la contemplación natural.

La libertad

El romántico, en su búsqueda del ideal de libertad absoluta puede pretender encontrar lo imposible, “ya se trate de pretensiones amorosas que apenas tienen posibilidades de realización o acciones arriesgadas que rayan en lo heroico”. Esta interminable búsqueda de libertad, en muchos casos, tiene consecuencias funestas para sus protagonistas. Si se revisa la historia del romanticismo como visión estética de la realidad, se ve que quienes participan de ella son seres marginales, cuyas vidas están destrozadas, ya sea consumidos por el alcohol o agonizando de pena moral o de amor, que en último caso conduce a la muerte. En la constante búsqueda de sentido, el romántico suele involucrarse en empresas desafortunadas que lo llevan a vivir experiencias extremas (duelos, riñas, confrontaciones, conflictos con los demás y, sobre todo consigo mismo).
El romántico es aquel “genio solitario dispuesto a desafiar el mundo y sacrificar su vida por una gran causa”. Hay cierto anhelado destino trágico en la concepción de mundo del
romántico. De esto se desprende la desilusión y el desencanto cuando no se logra lo proyectado, o cuando se logra: “el enfrentamiento con lo inalcanzable y la consecuente decepción son típicos estados de ánimos del alma romántica, entre éstos últimos especialmente el dolor melancólico”. 

“Como tal es la situación, el romanticismo es tomado como el eje conductor e impulsor de la libertad absoluta del individuo, quien pretende con esto liberarse de las potencias místicas o arcanas y, de este modo, contemplar la realidad natural a partir de su propia realidad”.

No es posible ser romántico sin tener conciencia de sí mismo. El romántico es un ser de amores y dolores profundos. Su sentimentalismo radica en la necesidad de expresar profundas emociones que den sentido a lo que siente realmente frente a la pérdida de tal sentido. Sin esto, no significa nada ser o pensar de tal modo. Sin conciencia de sí mismo la naturaleza romántica del individuo sería una impostura, una pose intelectual, una máscara que no tiene sentido utilizar. El romántico lo es en la medida en que asume un compromiso consigo mismo y con sus sentimientos más arraigados, incluso: “las sensaciones se enriquecen multiplicándose, ahondándose, agudizándose; las intuiciones brotan como de una fuente de renovada potencia; la captación de matices sube de valor con la consiguiente mayor importancia de sus funciones estéticas; y todo esto excitando la imaginación, creadora de las realidades de la fantasía”.

“El corazón tiene razones que la razón no conoce” Pascal

Si algo es claro en la concepción de mundo romántica es que la razón no es suprema. Sí lo son, en cambio, “los sentimientos, que el romanticismo valora como lo verdaderamente superior en el hombre, pues significan lo más profundo lo más personal, lo más íntimo”. Es claro que esta sustitución de la razón por la emoción dista mucho de ser consecuencia de un orden lógico, ordenador del mundo, bello, armonioso. Con razón se afirma que el romántico puede danzar con los astros, pero asimismo, puede morir de amor. Y es que el amor se sitúa como axis mundi del romántico, sentimiento capaz de despertar en el hombre las potencias vitales que lo hacen actuar. Como contraparte, el romántico liga a una consideración sublime del amor el doloroso sentimiento del rechazo y la traición, de los celos y el desamor, el desengaño que conduce a la muerte.

Si algo tiene de revolucionario el romanticismo es la capacidad de señalar las dificultades que el hombre tiene en su comprensión de la realidad que sus sentidos perciben. Lo que cambia, frente a cualquier otra visión de mundo, es la intensidad con la que es asumida tal realidad. La visión de mundo romántica privilegia un modo de ver que es característico de sociedades en tránsito a la industrialización. Para poder dar cuenta del modo de pensar de los románticos es necesario saber de dónde procede su particular visión de mundo.

Si hemos de dar un concepto del movimiento diremos que fue un instante de decepción frente a modelos sociales que mucho prometían y muy poco otorgaban.

El romántico pone su alma en el mundo y lo hace vivir. El amor al pasado es más respeto que otra cosa; tanto el Medioevo con su esplendor épico, como Grecia, con su amor a la
sabiduría, son una pasión que los románticos comparten: heroísmo y conocimiento. En este doble componente se reúne la esencia del romántico: ser un héroe que tiene conciencia de sí y de lo que lo rodea. No pasaría mucho tiempo antes que esta doble faceta se transmutara en el rol más representativo del romántico: ya como poeta guerrero, o como poeta nacional, el romántico encarnaría una figura que fuera reconocida tanto por el poder de su prosa o de su verso como por la contundencia de sus ideas políticas y/o sociales. De ahí a que se volviera revolucionario o seguidor de causas sociales no había más que un paso. La evolución es lógica: del intelectualismo clasicista, el romántico pasa a ser un sensible observador de la realidad natural y luego un paladín de causas sociales.

El romanticismo buscó devolverle al hombre la posibilidad de sentir en lo más hondo de su ser cualquier estado de ánimo que conllevara cierto bienestar emocional. Pero lo que el romanticismo demostró es que no se puede ver dentro del individuo sin ser afectado por la visión interior.

No puede en modo alguno descartarse la influencia que el romanticismo tuvo en la gestación de movimientos sociales y de nuevos modos de pensamiento. No olvidemos que el romanticismo aparece en el siglo XVIII como respuesta a la industrialización y a lo que Mumford llama la “mecanización de la realidad”, en la cual se muestra la implantación de un nuevo sentido del orden logrado por la realidad que la máquina impone.

Los caracteres esenciales del romanticismo

Surgen de la experiencia y también de los modos de ser de los hombres en cada región geográfica:

El Sentimiento del Infinito: un sentimiento inefable que los románticos cantaron y loaron desde el inicio, porque supone el anhelo de algo inabarcable.
El Recuerdo: Como momento pasado, el recuerdo transporta y ahonda el dolor del poeta, a la vez que maravilla con su vivificante influjo. “El romanticismo toma el vuelo regresivo del recuerdo para hundirse en la vaga lejanía y abrir más horizontes a su aspiración”. El romántico siente hondamente el melancólico placer del recuerdo.
El Amor: Tanto el infinito como el recuerdo tienen relación directa con el amor porque de éste derivan las dichas y penas que el romántico llega a sentir. El amor es el centro de las preocupaciones de la vida del romántico, porque de él depende todo. Pero es efímero, como todo en la vida. De él sólo queda la añoranza.
El Patriotismo: ineludible resulta cantar loas a la propia tierra. Es el humus que nutre la semilla romántica. Por supuesto, el alejamiento de la patria alimenta también la melancolía romántica y la ejercita.
La Naturaleza: El orden natural, en su extensión, tiene las características del infinito inconmensurable pero conocido por el romántico. Es éste quien luego equipara la divinidad con la Naturaleza y una llega a ser otra. Incluso se habla de dos que hacen uno (Naturaleza y Dios, panteísmo). La subjetividad juega aquí su importante papel, al igual que la imaginación. Incluso, puede hablarse de cierto antropomorfismo por la similitud entre paisajes y estados contemplativos del alma.

Hablan los románticos:

Víctor Hugo:
“La melancolía es la felicidad de estar triste."
“Juzgaríamos con mucha más certeza a un hombre por lo que sueña que por lo que piensa.”

Alfred de Musset
“El único idioma universal es el beso.”

Rosalía De Castro
“Hierve la sangre juvenil, se exalta lleno de aliento el corazón, y audaz el loco pensamiento sueña y cree que el hombre es, cual los dioses, inmortal.”



PARNASIANISMO O EL CULTO A LA PERFECCIÓN FORMAL
(Fuente; Lagarde et Michard, XIX SIECLE, Edit. Bordas, París, 1967)

En 1860-66, en tributo al romanticismo nace en Francia un grupo de poetas que reciben el nombre de Parnaso. Pero es en realidad una reacción contra el subjetivismo romántico y se caracteriza por la estilización de la forma que exaltaría la doctrina del "arte por el arte". Lecomte de Lisle  habla de la perfección de la poesía. Renuncia al lirismo, que se torna “impersonal”, y pregona la unión de arte y ciencia. Encuentra inspiración en la ciencia y en los documentos.
La misión del arte: CULTO A LA BELLEZA. Es un arte elitista, que trata al verso como un poeta o escultor.
Leconte de Lisle da nuevo aliento al gusto por lo exótico, exaltando las mitologías paganas, el budismo, el brahmanismo.

SIMBOLISMO (1885-1900)
Es una escuela literaria. El ideal simbolista:
. misterio y sugerencia, el misterio de la poesía para alcanzar el ALMA de las cosas, más allá de la apariencia: ese es el SÍMBOLO.
Como reacción contra el realismo (encarnación literaria del positivismo), Charles Baudelarie inicia este movimiento que revolucionaria la actitud poética.
Es indudable, que aunque Edgar Allan Poe haya sido su precursor, el movimiento nace en Francia y de ahí irradia a otros países.
Es una especie de Neorromanticismo que se opone al verso helado del Parnaso y a la frialdad concreta del realismo. Un verso envuelto en niebla, un nuevo enfoque subjetivo de la realidad, pero de un subjetivismo que traduce estados imprecisos y desviados. La poesía simbolista es hermética, misteriosa, elegante, aristocrática, y por lo tanto, antipopular.
Es poesía para elegidos, de evasión de la realidad, que solo se la entrevé a través de enigmas y de zonas de silencio y misterio.