lunes, 14 de mayo de 2012

UNIDAD 1. El albatros. Análisis crítico.


"EL ALBATROS"
Análisis literario (exégesis)

El poema “El albatros” escrito por Charles Baudelaire (9 de abril de 1821 - † 31 de agosto de 1867) está estructurado por cuatro cuartetos.
En él se establece un paralelismo entre el poeta y el albatros, al mismo  tiempo que la sociedad se ve representada por los marineros.

Estructura externa:
-           4 cuartetos
-           12 sílabas
-           Versos Alejandrinos
-           Rima Alterna o encadenada (AB AB)
-           Coinciden par e impar

TÍTULO

-           Emblemático:
-           Porque ya sugiere de lo que se va a hablar

Este poema va a querer representar en el Albatros al Poeta Romántico en oposición con la sociedad.
Se refiere a un viaje, uno de los temas preferidos de Baudelaire, ya que se evade en grandes y largas travesías.


Primer cuartero

Ya en el primer verso con la expresión: “por divertirse, a veces, la gente marinera” encontramos un hipérbaton, es decir que el poeta cambia el orden lógico gramatical del verso, resaltando la palabra diversión – de alguna manera la enfatiza -, mostrando el móvil que conduce a estos marineros cuyo fin es malo, sólo por diversión.
En el segundo verso se presenta una descripción del albatros, dice que son “grandes aves del mar”, podemos ver claramente cómo los marineros por el sólo hecho de de estar aburridos capturan a los albatros, recurren a la violencia para pasar el tiempo.
Seguidamente, aparece la palabra “indolentes”,  es un adjetivo a través del cual se describe la cualidad de este pájaro, el cual acompaña al navío pase lo que pase, es incondicional.
En el cuarto verso de la primera estrofa, la expresión: “al navío que surca los amargos abismos” se representa a la sociedad, el no saber a dónde ir, en qué va a terminar nuestra vida, la inseguridad que genera el no saber qué va a suceder.  A su vez, “amargos abismos”  es una sinestesia, característico de los simbolistas, los cuales entremezclan las sensaciones provocando extrañas armonías, se cruzan las imágenes sensoriales, en este caso, gustativas “amargos” y visuales “abismos”.


ESQUEMA:
Encontramos 2 elementos:
                                                 El Albatros y Los Marineros

-           Los Albatros no agreden, ni motivan a que los atrapen, simplemente acompañan  las embarcaciones.
Simbolizan al Poeta Romántico que le gusta expresarse libremente.
El ave está en su espacio, en el cielo, en el aire que es donde se destaca.  Observa, acompaña a los navegantes. El poeta se compara con el ave, observa y acompaña a la sociedad, la ve desde su altura.

-           Los Marineros: después de estar meses en el mar, se aburren y para matar este aburrimiento, se entretienen capturando a los Albatros.
Simbolizan a la sociedad que rechaza y discrimina al Poeta  porque no se identifica con su lado espiritual.

El Poeta, como el Ave, observa desde su altura a la sociedad, la acompaña, pero no se mezcla, forma parte de ella pero no comparte sus valores.
La sociedad es Naturalista, el Poeta es Espiritual.

La sinestesia es también una figura retórica que, además de la mezcla de sensaciones auditivas, visuales, gustativas, olfativas y táctiles, asocia elementos procedentes de los sentidos físicos con sensaciones internas (sentimientos).- 2 imágenes contrapuestas en la misma expresión.

Encontramos una Metáfora        AVE = POETA

                                                    NAVÍO = SOCIEDAD


Segunda estrofa
En la segunda estrofa, la expresión: “los reyes del azur” identifica a los albatros mediante una cualidad, hace mención a la infinitud, a la superioridad de esta ave.  Cuando dice “torpes y vergonzosos” encontramos una antítesis, una contradicción entre “reyes del azur”  como lo nombraba anteriormente, lo cual es símbolo de poder, de superioridad, de infinitud y “torpe”, que simboliza la falta de poder, la inferioridad, la bajeza.  Son adjetivos a través de los cuales vemos sus cualidades, estos pájaros son para volar libremente, es su naturaleza, la inmensidad del cielo es su hábitat y ahora se encuentran en cubierta, lo arrancan de su medio natural, de su ambiente.
En el tercer y cuarto verso se visualiza una acción involuntaria “sus grandes alas blancas tristemente abandonan”, ya que no lo hacen por su propio consentimiento, porque quisieran, sino que de alguna manera, son obligados a ello.  Luego “semejantes a remos arrastrando a sus lados”, muestra claramente un sentimiento de derrota, dolor, pena.
Esas alas que en algún tiempo le sirvieron para mantenerse en vuelo, ya no le sirven de nada, le estorban, le impiden moverse.

ESQUEMA:
Aquí cambia la situación, el espacio, vemos una antítesis.

EL ALBATROS que era:
-           el Rey del Azur (Metáfora de superioridad)
-           Príncipe de las Nubes
-           Habita en la tormenta
-           Se ríe del Arquero
-           Viajero “indolente”
-           Hermoso “de blancas alas de gigante”
Se contrapone:
En la cubierta del barco se convierte:
-           “Torpe y vergonzoso” (vemos oposición)
-           Sus alas demasiado grandes le impiden desplazarse
-           “exiliado en el suelo”
-           Se arrastra rengueando torpemente
-           Grotesco
-           Débil
-           Se transforma en objeto de malos tratos

Vemos una contraposición - una antítesis

 En el cielo el ave era grande, fuerte, hermosa, en cambio en tierra se vuelve torpe y vergonzosa. Todo pasa cuando la sacan de su mundo. Lo mismo le sucede al Poeta Romántico.
Las alas que en el aire le sirven para mantenerse en vuelo, en tierra no le sirven para nada, al contrario estorban.

El Albatros se siente:
-           insignificante
-           torpe
-           no sabe lo que hace

Vemos 2 hemistiquios diferentes unidos por una cesura

                        1º hemistiquio                        2º  hemistiquio

Los Reyes del Azur                ,                                          Torpes y vergonzosos
                     Volaban en el cielo             cesura                   en cubierta, en el suelo

Vemos una analogía:

Alas grandes    =         que los remos

Inútiles en tierra                     inútiles en tierra

Cuando la sociedad logra sacar al Poeta de su mundo se desubica, siente que no es lugar, no comparte los mismos valores, está totalmente fuera de su contexto, toda su poesía, su imaginación no le sirven de nada, (como las alas del ave) en un mundo materialista.-

Las Alas Grandes y Blancas simbolizan la libertad, espiritualidad, imaginación.
El tamaño de las Alas nos señala que estos 3 conceptos son inmensos en el Poeta. Blancas porque son puras. Tanto las alas como los remos son instrumentos de Movimiento pero ninguno está en el lugar adecuado para cumplir su función. Las Alas no están en el Aire y los Remos no están en el Agua. El poeta dentro de la sociedad se siente desubicado igual que el ave, no se encuentra en el lugar adecuado para cumplir su función. A pesar de su gran tamaño, se siente entre los  marineros, insignificante, sin saber qué hacer.

Tercera estrofa
A continuación, la tercera estrofa en el primer verso, cuando menciona: “¡Qué torpe y débil es el alado viajero!”, esta expresión se encuentra entre signos de exclamación para enfatizarla, darle importancia y de alguna forma resaltarla.
“Alado viajero” es una frase que utiliza para referirse al albatros, ya que lo nombra indirectamente a través de una cualidad del mismo, es decir que se refiere a una cosa utilizando otro nombre.  Los adjetivos “torpe y débil”, hace alusión a que no tienen defensas, se sienten sin fuerzas, carecen de energía para luchar contra la sociedad.
En el verso: “¡Él, antes tan hermoso, cuán cómico y cuán feo! Está entre signos de exclamación para resaltarlo, se nota un antes y un después, una oposición entre el pasado y el presente, antes era hermoso y ahora que se encuentra en el navío es cómico y feo, es objeto de burla, es insignificante.
En el cielo ellos eran los reyes, eran fuertes, grandes, mientras que ahora que se encuentran en cubierta son torpes.
El verso está dividido en dos partes, a cada una de las cuales se le denomina hemistiquio, separados por una cesura, en donde se marca una oposición, una antítesis.
Estos se exponen a la crítica y a la burla, se vuelven ridículos, “uno el pico le quema” aquí se refleja la crueldad, no lo comprenden, se nos muestra una imagen derrotada de este, los marineros se convierten en los enemigos de los albatros, se ríen de él por ignorancia, por no entenderlo, se nota claramente la superficialidad de la sociedad, lo cual no les permite ver más allá.
Se trata de una lucha constante, un duelo, con el mundo que lo rodea, sólo con la intención de burlarse de él, le hacen daño, se creen superiores a él, impidiéndoles que vivan libremente, lo humillan.

ESQUEMA

-           El yo lírico exclama - “qué torpe y débil “ ”en el cielo hermoso”

-           Aparece una comparación de oposición

“Que torpe y débil es el alado viajero”

Él,               antes tan hermoso       cuán   cómico y   cuán    feo
Albatros        en el cielo                                 en cubierta

Esta imagen miserable del ave se contrapone con la anterior “el Rey del Azur”, el Albatros y el Poeta se sienten torpes y débiles para luchar contra la sociedad.-
Se exponen a la crítica y a la burla, se vuelven algo feo, cómico, ridículo para la sociedad.
El quemar el pico del ave con una Pipa, para el poeta significa que el Ave no se puede alimentar y el no puede expresarse. La sociedad intenta hacer callar al poeta, evitar que se exprese libremente.- Baudelaire se identifica con el Albatros totalmente.



Cuarta estrofa
Seguidamente en la cuarta estrofa en la expresión: “El poeta es igual a este rey de las nubes”, notamos claramente el paralelismo que se establece entre el albatros y el poeta, hay una relación de semejanza, equidad, igualdad entre ambos.
De alguna manera hay una identificación entre la imagen del albatros y el poeta, lo cual hace que este último se identifique con el ave.
El segundo verso: “que habita en la tormenta y ríe del arquero”, es una metáfora mediante la cual se está refiriendo a la sociedad en la que habita este poeta, muestra el conflicto del poeta con la sociedad, la cual como ya mencionamos es dura con él, lo rechaza radicalmente.
Cuando dice: “ríe del arquero”, está refiriéndose a que el poeta sabe que en realidad son ellos, la sociedad, la que no sabe nada, y se ríe por su falta de conocimiento, que muestran nada más que una actitud de ignorancia, una falta de conocimiento, pero el poeta sí conoce, sí comprende, aunque los demás no logran comprender, y por eso es tan rechazado.
A continuación en el tercer verso, cuando dice: “exiliado en el suelo”, hace mención a que el poeta es arrancado de su lugar, lo desarraigan, no tiene un sentimiento de pertenencia hacia la sociedad, sino que contrariamente siente que ese no es su lugar, no se identifica con ella, ya que allí, es sólo visto como un objeto de burla y desprecio.
En pocas palabras el poeta es como ya mencionamos, un ser excepcional, pero a su vez exiliado y solitario.
Finalmente en el cuarto verso de la última estrofa que dice: “sus alas de gigante le impiden caminar”, nos refleja cómo esas alas que en su mundo, son símbolo de superioridad, que lo hacen ser un ser inspirador, que le permiten avanzar, en la tierra lo hacen sentir desolado, no es nadie, aquí sus sentimientos y su sensibilidad no le valen de nada, lo han entorpecido.
El poeta es un ser tan sabio que nadie logra comprender, impidiéndole así que avance en este mundo.

Identificación del Poeta con el Ave.-

El poema se presenta como una alegoría (encadenamiento de símbolos relacionados entre si)
Alegoría = Simbolo = Albatros

ALBATROS                                                             POETA
En el cielo - FUERZA  --       en sus mundos                        ---        Poesía FUERZA
Debilidad y Miseria    --         exilio                           ---        Debilidad y Miseria
Alas de gigante           --        impiden caminar       ---          Poesía
Víctima                       --        Burla                        ---         Víctima

Se dan otros aspectos importantes:
-           Conflicto del poeta con la sociedad
-           Crueldad de los hombres por aburrimiento
-           Existencia humana como un viaje sobre abismos
Se identifica con el Albatros a través de una metáfora:
El cielo = Arte                                    cubierta= Sociedad
El yo lírico no tiene la posibilidad de hablar

El poema se transforma en una ALEGORÍA AUTOEXEGÉTICA. El Poeta es el Albatros.-

(Exégesis= interpretación de textos)
(Autoexégesis= se interpreta a sí mismo)

UNIDAD 1. Correspondencias. Análisis crítico.

CORRESPONDENCIAS

Estructura externa. “Correspondencias” es un soneto, que no responde al
esquema clásico. Si bien se mantiene la rima entre el primer y el cuarto verso y el segundo y tercero, no coinciden las terminaciones del primer y el segundo cuarteto. En el soneto clásico la rima de los cuartetos es fija: ABBA en ambos y en los tercetos: CDE – CDE, aunque a lo largo de las épocas este esquema va variando, y es donde los poetas se comportan con mayor libertad. Asimismo la medida de los versos del soneto clásico suele ser endecasílabo. En “Correspondencias” los versos son dodecasílabos y el esquema rítmico: ABBA, CDDC, EFE, FGG. Título. El mismo es indicial o emblemático, pues anuncia el tema de la obra: la teoría de las correspondencias, principio básico del Simbolismo. Promueve el ideal simbolista que enunciará Mallarmé: sugerir y no decir, ya que cada receptor deberá formarse la idea de lo que son las correspondencias.

Estructura interna.

 Análisis.

Primer cuarteto

Fundamentación del uso del símbolo (correspondencias verticales) Fundamentación del uso de la sinestesia (correspondencias horizontales) Ilustración de las correspondencias horizontales a través de las sensaciones olfativas

El primer cuarteto con versos encabalgados, primero con segundo, tercero con cuarto, plantea el fundamento de la analogía universal. Esta se basa en que Dios es el creador, y en ese ser único, perfecto, está contenida la multiplicidad y diversidad del mundo. Generalmente el ser humano toma contacto con lo creado sin establecer un nexo entre seres, objetos, ideas, formas, como si todo estuviera escindido, disociado. Sin embargo, el yo lírico del poeta afirma que todo está ligado, relacionado, haciéndose eco de lo que dice Víctor Hugo, poeta francés romántico, “nada es solitario, todo es solidario”. Hay dos mundos relacionados: el mundo creado, terrenal, y el mundo celestial o divino, produciéndose las correspondencias verticales. Este es el fundamento para la afirmación de los primeros dos versos: “Naturaleza es un templo donde vivos pilares dejan salir a veces confusas palabras” El poema comienza, como se puede observar, con una rotunda afirmación, jerarquizando una idea de origen panteísta: Dios, el creador, está presente en todo lo creado y, fundamentalmente, en la naturaleza. Estar en contacto con ella es estar en contacto con Dios.






A través de la metáfora “templo” se le adjudica un carácter ritual, porque del mismo modo que en un templo creado por el hombre se adora a la divinidad, estar en contacto con la naturaleza es volverse a ligar al creador. A diferencia de los templos construidos por el hombre, en este los pilares son “vivientes”, puesto que los elementos de la naturaleza no son objetos inanimados, sino seres vivos, que individualmente o en forma integrada permiten que fluya el mensaje cifrado. El mismo aparece en el texto en la expresión: “confusas palabras”, que implica una personificación de la naturaleza. Se sugiere el misterio de la creación y que no es tarea fácil para el hombre, ser limitado e imperfecto, poder acceder a ese mundo, que es ininteligible. No todos los hombres que pasan por el bosque de símbolos son capaces de develar el mensaje, solo el intuitivo, el sensible e imaginativo llegará a entreverlo. “Acceder a ese sentido oculto es alcanzar el conocimiento verdadero, único conocimiento real de las cosas, que no son más que una parte de lo que significan, y es poder descubrir, detrás de la heterogeneidad y diversidad aparentes del universo creado, una entidad última, “tenebrosa y profunda” que le da homogeneidad y unidad”. (Eithel Orbit Negri, José María Ferrero: “De la teoría al texto literario”.)


Del mismo modo la poesía simbolista no es para todos, puesto que el sentido suele ser difícil de desentrañar, más aún teniendo en cuenta el empuje positivista que domina el siglo, asociado al ideal del progreso. Este desarrolla la faceta racional del individuo, que no es el medio adecuado para la comprensión cabal de un texto simbolista. “El hombre”, intención de universalizar, “pasa entre bosques de símbolos”. Este verbo, como todos los otros del soneto está en presente, dándole eternidad, atemporalidad al mensaje poemático; el hombre siempre está pasando. Formalmente se destaca la idea de eternidad, de repetición de la acción a través del uso del presente. En cuanto al contenido el verbo pasar sugiere tránsito, permitiendo señalar lo efímero de la existencia humana por oposición a la eternidad de la naturaleza (creación directa de Dios). La metáfora “bosques de símbolos” sugiere lo intrincado, confuso, oscuro, misterioso, enmarañado propio de los bosques, correspondiéndose con el concepto de símbolo. De este modo la metáfora sugiere la idea. Para el poeta simbolista el símbolo es polivalente, y dependerá de la intuición del receptor captar el sentido. Los “bosques de símbolos”, pilares del templo de la naturaleza, “observan atentos con familiar mirada” al hombre que pasa por él. La personificación del último verso se asocia con el primero. La naturaleza observa al hombre a quien reconoce (“familiar”) como un integrante más de ese mundo de la creación, como una creatura. Al mismo tiempo que se generaliza se particulariza, puesto que todos pasan, pero no todos son capaces de descifrarlos (los bosques de símbolos).

Segundo cuarteto

En el segundo cuarteto se plantea la correspondencia que existe entre los sentidos, es decir, las correspondencias horizontales, aquellas que se dan en el mundo terrenal exclusivamente. En esta estrofa los versos están encabalgados porque el significado se prolonga, y el uso del hipérbaton privilegia las imágenes en lugar de la idea central, que se expone recién en el cuarto verso.

Las correspondencias horizontales, el entrecruzamiento de sensaciones pertenecientes a diferentes sentidos (sinestesias), se comparan con “muy largos ecos de lejos confundidos en una tenebrosa y profunda unidad”. Se plantea aquí la teoría del uso de la sinestesia por los simbolistas. Es posible que “perfumes, colores y sonidos” se respondan porque todos forman parte de una unidad esencial: “tenebrosa y profunda unidad”. Los adjetivos del segundo verso: “tenebrosa y profunda” sugieren la oscuridad, la confusión, lo insondable y misterioso del mundo sensible del poeta, que ha logrado corresponderse con el de la creación y, por lo tanto representarlo en su producción. Huidobro, poeta chileno fundador del creacionismo dice: “el poeta es un pequeño Dios”. Este concepto fue también defendido por los románticos. El descubrimiento de esas correspondencias se produce por medio de la intuición del artista.

Esa unidad de la que se habla es “vasta como la noche, como la claridad”. El tercer adjetivo que complementa a unidad señala el carácter ilimitado de la misma. Por medio de dos comparaciones opuestas, antitéticas en cuanto a sus imágenes, se ilustra el concepto enunciado. “Claridad” destaca la idea de ilimitado e infinito en tanto "noche” aporta a la imagen anterior lo misterioso, confuso e irracional de la unidad de la creación como del mundo del poeta. “Como muy largos ecos de lejos confundidos” marca la distancia entre el mundo sensible y el mundo ininteligible; las sensaciones se multiplican y unen en el espíritu del poeta, y esto es posible porque en la unidad de la creación todo se encuentra confundido.

Primer terceto

El primer terceto puede considerarse una macro sinestesia. En ella las sensaciones olfativas, aquellas que revelan la esencia de los objetos, no aparecen solas sino asociadas con imágenes pertenecientes a otros sentidos. El primer verso es el más sugerente. En él se produce la asociación de lo olfativo, lo táctil (en este caso relacionado con lo térmico), pero cuando se introduce la comparación, la imagen de la misma tiene un componente espiritual que va mas allá de lo puramente sensorial. La frescura de la “carne de niño” no alude solo a la suavidad y delicadeza de la piel de estos, sino que también sugiere la inocencia infantil y su pureza. A diferencia del primer verso, el segundo está estructurado en dos hemistiquios simétricos: “dulces como el oboe, verdes como praderas”. Cada uno de los hemistiquios comienza con adjetivos, el primero correspondiente a lo gustativo, el segundo a lo visual y cromático. Estos adjetivos se asocian al sustantivo “perfumes” que se encuentra elíptico. A su vez se establece una relación por analogía con las imágenes de las comparaciones: oboe y praderas.


“El perfume reconstruye en la sensación olfativa la unidad perdida del ser, haciéndole poseer un universo evaporado aunque enteramente presente y resucitado en cada aspiración y en cada partícula inhalada. Al mismo tiempo, moviliza al ser adormecido y le devuelve la energía propia de la embriaguez. Merced a esta energía, el sujeto pone en marcha el mecanismo de la evocación y de la imaginación que inicia un viaje en el espacio o en el tiempo” (Enrique López Castellón: “Simbolismo y bohemia: la Francia de Baudelaire” pag. 14).

La más compleja y rica es “dulce como el oboe”, pues en ella se asocia lo olfativo, lo auditivo y lo gustativo. En la segunda, entretanto, se asocia lo olfativo con lo visual y cromático. Como se puede observar en este primer grupo de perfumes se prioriza lo sensorial, a través de las imágenes de las comparaciones. Pero en el último verso del primer terceto aparecen otro tipo de perfumes a los que se describe a través de tres adjetivos: “corrompidos, ricos y triunfantes”. Se percibe una oposición entre el primer y el segundo grupo de perfumes. Mientras que en el primero predominan sensaciones más suaves y delicadas que sugieren armonía y equilibrio, el segundo grupo, precedido por el adjetivo ”corrompido” despierta en el receptor la idea de degradación de la carne y del espíritu. Estos dominan y se imponen sobre los otros. Son “ricos y triunfantes”, “ricos” por la pluralidad, por su diversidad y “triunfantes” por la fascinación que ejercen sobre el poeta. En el primer grupo predomina lo sensorial y lo imaginativo a través de las tres comparaciones. En el segundo, en cambio, se acentúa la personificación con connotaciones moralizantes “corrompidos”, y el recurso estilístico utilizado es la acumulación de adjetivos, que produce la intensificación. Estos están al final del primer terceto haciendo que se destaquen, porque luego debe instalarse el silencio que implica pasar de un terceto al otro, que se vuelve más inquietante porque el significado no se ha completado.

Segundo terceto

La idea planteada en el segundo verso del segundo terceto: “como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso” continúa en el tercero: “que cantan los transportes del espíritu y los sentidos”, donde se establece la capacidad de estos por transportar al hombre más allá de la realidad empírica y fáctica. En el primer grupo el ser humano permanece prisionero de este mundo, en tanto con el segundo se evade, se transporta. Si bien al igual que en el primer grupo se asocia cada característica con un perfume que puede ser identificado: almizcle, ámbar, benjuí, incienso; aquí no se asocia una característica a un perfume, sino a todos al mismo tiempo, provocando esa sensación de misterio y ambigüedad que tiene el texto. El almizcle hace hincapié en lo religioso, así como el incienso, que se utiliza como el anterior en rituales. Se los usa para llegar al infinito, como medio para escapar de las limitaciones que conlleva la razón. El ámbar y el benjuí son fuertes, y el primero se utiliza para fijar los perfumes. Por lo tanto, los “corrompidos, ricos y triunfantes, embebidos de infinito, (...) son los que obran el tránsito del alma y los sentidos, de modo casi místico, al más allá espiritual.

Para finalizar se transcribe aquí lo expuesto por Enrique López Castellón en su libro “Simbolismo y bohemia: La Francia de Baudelaire”: “Este poema ha sido interpretado de dos formas distintas: la primera, trascendentalista, insiste en la importancia que concede Baudelaire a las correspondencias verticales, esto es, las de la tierra respecto al Cielo, en una dirección irreversible y según una jerarquía. Las correspondencias horizontales o sinestesias, por el contrario, establecen la unidad en un mismo plano mediante una especie de transformación de energía, detectando las afinidades que existen entre percepciones de órdenes diversos, sin que intervenga en ellas la valoración. Las correspondencias verticales vinculan lo invisible con lo visible pero mantienen la noción de escala, en las horizontales, en cambio, se trata de una simple equivalencia dentro de la fusión de los sentidos, es decir, de una simetría y no de una proporción desigual: se puede pasar de lo auditivo a lo visual porque cada sentido vale tanto como cualquier otro axiológica o fácticamente, es decir, como medio plástico de producción. Por el contrario entre el signo y la cosa significada sigue habiendo un hiato, y ese intervalo, esa distancia, representa el índice de amplitud que le sirve de medida.

Mientras la correspondencia horizontal se basa en una dualidad incesantemente percibida y reducida, porque toda su realidad se limita al acto de multiplicar, la sinestesia reduce las múltiples impresiones a una especie de continuidad, de indiferenciación que el espíritu acepta intuitivamente como un bien inteligible. (...) La segunda interpretación, sensualista, de este soneto resulta más innovadora y, a mi juicio, más sugerente. Desde esta perspectiva se hace ver que las alusiones metafísicas de los cuatro primeros versos desaparecen en el resto del poema, pasando Baudelaire a resaltar el tránsito de la trascendencia vertical a la unidad horizontal, lo que significa que la doctrina que el soneto asume y expone con brevedad es más la expresión de una unidad metafórica dentro de la naturaleza que una simbólica de esta.

El ansia de unidad de Baudelaire desemboca, entonces, en una sensación en la que se funden dos o más sensaciones y la misión del poeta se limita a descubrir correspondencias entre contenidos sensoriales distintos (...). Los últimos versos del poema, en fin, nos retrotraerían al plano metafísico de la primera estrofa, aunque ahora ya no se hace referencia a los símbolos que nos observan desde la naturaleza, sino a ciertas “cosas infinitas” cuya interminable expansión nos viene sugerida por el carácter “corrompido, rico y triunfante” de ciertos perfumes. El poeta no vincula ya dos experiencias sensoriales entre sí sino que alude a determinados estimulantes que pueden producir “arrebatos” o “transportes”, esto es sentimientos violentos que les disocian de sí mismos. Tales sensaciones no “recuerdan” ni “vinculan” nada, pero generan una “expansión” y unos “arrebatos”: se convierte en “cosas infinitas”. Al tiempo que actúan sobre los sentidos (particularmente sobre el olfato) trascienden el plano sensorial, lo que equivale a señalar que la sensualidad espiritualiza: como si al superar un umbral máximo de intensidad la sensualidad se convirtiera de pronto en su contrario.” Ambas interpretaciones no se contradicen; se limitan a dar prioridades.”