LA LITERATURA DEL SIGLO XX. LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA.
El siglo XX determinó en las estructuras y sistemas sociales cambios profundos que se reflejaron en la vida
de los hombres y, así, en el arte que ellos crearon. El sentimiento del
hombre occidental era el de estar viviendo un cambio sin precedentes.
No hay un solo aspecto de la realidad y un solo dominio del espíritu al
que no alcance esa mutación. Es lógico también que el hombre se resista
al cambio. No es fácil para un mismo individuo pasar de Manet a Piccaso,
de Baudelaire a los surrealistas, de Beethoven a Stravinsky, de Dumas a
Bradbury. Hasta el siglo XX el mundo era un vasto continente cuyos
límites alejábamos sin cesar a medida que se exploraba el planeta. Sin
embargo se sabía que las tierras desconocidas estaban sometidas a las
leyes de las conocidas. El progreso de nuestro conocimiento era la
verificación de nuestras hipótesis acerca de la estructura general de
las cosas.
Hoy los viajes
espaciales ya no nos dan esas garantías. No podemos dejar de mencionar
aquí los avances en el campo de la Física con Einstein, quien modifica
la teoría newtoniana d e la gravitación universal que sostenía que el
tiempo y el espacio son entidades absolutas. La teoría de la relatividad
afirma que el espacio es infinito (curvo) y el tiempo relativo.
La
ciencia contemporánea es un racionalismo abierto y está dispuesta a
abandonar la lógica y la causalidad por nuevas posibilidades
superrealistas.
Así Freud
desconfía de las fuerzas de la conciencia, autocontrol y libre albedrío.
Nos dice que el hombre es una suma de conflictos que, en la mayor parte
de los casos, no puede dominar desde su conciencia pues está gobernado
por el subconsciente.
El avance
acelerado de las ciencias cambia el panorama del mundo. Y este avance
influye de manera directa en la marcha del pensamiento.
El
siglo XX fue una etapa engendradora de ansias y sus quince primeros
años fueron una novedad, como lo fueron en su tiempo el Barroco o el
Sturm und Drang.
En el campo
político desaparecen los partidos moderados produciéndose una
radicalización política de los partidos que reaccionan contra los
principios del racionalismo y el parlamentarismo (bolchevismo,
fascismo,etc.). Muchos intelectuales se muestran partidarios de estas
formas autoritarias que ofrecen seguridad y rechazo a lo cambiante.
El gran fenómeno espiritual que cambia la vida a fines del siglo XIX es la movilización del espíritu contra el mecanicismo y determinismo de las ciencias naturales.
Se llega al caos psíquico de un mundo de dobles personalidades que se enfrenta a una realidad deshecha en fragmentos.
El artista del siglo XX
Todo
artista se enfrenta a una realidad objetiva. Las relaciones entre el
arte y la vida son estrechas y son relaciones de dependencia y creación.
Es el mundo quien proporciona el material; a partir de él, el artista
crea.
Desde
el Renacimiento el arte no se apartó de la tradición naturalista; se ha
oscilado desde allí entre formalismo e informalismo. El arte
tradicional pintaba un mundo figurado, el de la apariencia estética, el
de la representación simbólica de la realidad que se enfrenta a la vida
como reflejo o alegoría.
Pero en el siglo XX la exigencia de que el arte sea sincero para la vida ya no tiene razón de ser. La tesis no hay abismo que medie entre el arte y la vida sustenta
al arte de este siglo. El arte intenta pasar directamente a la vida
fundiéndose con ella. Se renuncia a toda ilusión de realidad. Este arte
ya no es reproducción de la naturaleza; su relación con la naturaleza es
la de violarla.
Los
artistas expresan su visión de la vida mediante una deliberada
deformación de los objetos naturales. La realidad está allí, fuera del
artista. Ellos se preocuparon de ver si es unívoca o multívoca cediendo a
la multiplicidad externa de la cual tienen clara conciencia y sintiendo
un ansia de ver una realidad detrás de esta realidad.
Ante
las obras del siglo XX percibimos que nos hallamos ante un segundo
mundo, un supermundo, que por muchos rasgos de la realidad común que
puedan exhibir representa una forma de existencia que sobrepasa y no es
compatible con esta realidad. Para ellos lo irreal es tan real como lo
real.
Filósofos
como Nietzsche influirán con sus postulados en los artistas y, sobre
todo, en los literatos. Siguiendo ideas de Heráclito pensará que el
“mundo de las apariencias” es el único real: el “mundo verdadero es
únicamente añadido por la mentira”.
A fines del siglo XIX el arte detonante fue la pintura, concretamente la de los impresionistas. La
transición en la plástica se da con Cézanne quien está precedido por
artistas con un mensaje pictórico donde predomina la línea y el color y
donde se representan hechos humanos. Sin embargo, él dirá: “El mundo es
lo real que yo veo con mis ojos, pero detrás de lo que yo veo hay otro
mundo no humano, el de la luz”. La realidad no humana no es captable ya
por los sentidos, sino mediante parpadeos, por un método sugestivo
contagioso. El pintor impresionista registra e inmediatamente capta la
sensación. A partir de esta respuesta del impresionismo hay toda una
variedad de interpretaciones de la realidad, de respuestas.
Las que siguen son algunas de esas respuestas:
- El artista del siglo XX tiene que traducir sus impresiones almacenadas y las vuelve a acomodar en un caleidoscopio fragmentario tomando aspectos de la realidad apariencial. El Realismo del siglo XIX desintegraba la realidad en fragmentos y los presentaba. El surrealismo toma los fragmentos y los reordena con un orden nuevo. Es significativa la definición del poeta Lautréamont, tomada como bandera por el movimiento surrealista: “El arte es el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección”.
- Se burlan de una comprensión lógica del mundo y crean por medio de yuxtaposiciones o analogías jamás escuchadas. La apariencia real del mundo visible no tiene importancia primaria.
- Víctimas de disociaciones íntimas propician la asociación de ideas mecánicas por medio de la introspección, desesperando por encontrar, dentro o fuera, un sistema ordenado. Todos tienden a buscar un terreno serio y firme ante la movilidad de la vida.
- El gran tema del arte fue el arte mismo en todas sus variantes. La pintura es el tema de la pintura; la palabra es el tema de la literatura. La palabra es la protagonista porque la anécdota no interesa.
- En música el sonido desplaza a la melodía. Hay una intención de componer desde la inteligencia y no desde las emociones disminuyendo el contenido sentimental de las obras.
- Los artistas se dejan influir por el psicoanálisis, estudio del subconsciente. La literatura centrará su atención en las contradicciones del alma humana. Surge además lo maravilloso psíquico, se exploran los mecanismos del sueño y la introspección, se practica la libre asociación de ideas y el automatismo psíquico
Los movimientos de vanguardia son los movimientos fundacionales del arte del siglo XX. La palabra vanguardia
para designarlos llega al español del francés “Avant garde” y designa,
en lenguaje militar, a las fuerzas de avanzada en el combate, a las que
pelean delante, hacen reconocimiento del terreno, movimientos de avance y
tanteos.
La
metaforización del término es afortunada porque nunca antes se dio el
fenómeno de todo un grupo en total beligerancia y ruptura, no sólo con
el arte anterior, sino con la sociedad misma. Se rebelan contra el cánon
artístico tradicional, contra las ideas estéticas anteriores.
La designación de vanguardias se
aplica en la Europa de los primeros años de la guerra, principalmente
en Francia y Alemania, a una larga lista de “ismos” o movimientos
artísticos, plásticos y literarios.
Tres
son las corrientes principales, aquellas que aportaron más innovaciones
y sobrevivieron más tiempo, produciendo representantes de destacada
trayectoria, a saber: Cubismo, cuyo antecedente más lejano es el pintor Cézanne; Expresionismo, cuyo antecedente es la pintura de Van Gogh y el Surrealismo, cuyo antecedente remoto debe buscarse en la poesía de Rimbaud y Mallarmé.
A
estos debemos sumarle otros movimientos que sin ser tan estructurados,
contribuyeron con aportes teóricos que no pueden ser soslayados, aportes
que sirvieron de escalón a los antes nombrados. Hablamos aquí del Dadaísmo y el Futurismo.
CUBISMO.
Junto con el Expresionismo es la primera vanguardia en manifestarse.
Entre 1900 y 1910 un grupo formado, a la vez, por pintores y poetas, y en el cual los jefes eran Guillaume Apollinaire, Pablo Picasso y Max Jacobs instauraban el Cubismo en pintura.
El Cubismo dirá: detrás de la realidad está la geometría. La realidad es la representación de una ley matemática y esa realidad no se agota en los sentidos sino en la ley matemática.
Picasso,
el más sabio y vital de los artistas modernos pensaba que si no
podíamos escapar de la naturaleza, como lo intentaban, sin lograrlo,
algunos de sus predecesores y varios de sus contemporáneos, al menos
podemos desfigurarla, destruirla.
Ellos
encontraban, al mismo tiempo, en poesía ese deseo de traspasar las
apariencias para alcanzar la realidad que el primer Simbolismo había
dejado desvanecer.
Con
Apollinaire la poesía es descubierta nuevamente. La teoría es la misma
que en Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé, pero menos violenta:
- En primer lugar una extrema atención al mundo exterior.
- El poeta no menosprecia ningún movimiento de la naturaleza y su espíritu persigue el descubrimiento, ya sea en los sistemas más vastos e inaccesibles (multitudes, nebulosas, océanos, naciones) como en los hechos, en apariencia más simples: “una mano que escarba un bolsillo, un fósforo que se enciende porque se lo frota, los gritos de los animales, el olor de los jardines después de la lluvia, una llama que nace en el hogar”. (Apollinaire: El espíritu nuevo ).
- Además de captar los pequeños acontecimientos del mundo, los más significativos, es necesario también remitirse al inconsciente.
- Entre el mundo interior y el exterior hay un nexo: la imaginación. “El dominio más rico, el menos conocido, aquel en el cual el entendimiento es infinito, será la imaginación. No es extraño que, particularmente, se haya reservado el nombre de poeta a aquellos que buscan las alegrías nuevas que jalonan los enormes espacios imaginativos” dice Apollinaire.
- En esas búsquedas no es lo absoluto lo que encuentran. Es el arte lo mejor de un encuentro.
- Surge una pléyade de poetas que aceptan agradar más que desconcertar. La ironía, la gracia, lo pintoresco reemplazan el descubrimiento de mundos nuevos pero fuera del alcance del hombre. Su principal aportación fue su facilidad para crear una atmósfera nueva a partir de lo cotidiano, de lo trivial.
- Incorporan el azar como elemento no sólo integrante, sino conformador de ese misterio.
- Supresión de los signos de puntuación para dejar constancia de que el ritmo lo marca el poema hasta el punto de ser innecesaria cualquier representación gráfica.
- Apollinaire inventó lo que él llamaba una lírica “simultaneísta” confiada por partes iguales en la inteligencia y en la intuición; por eso siguió respetando una idea que actuase como centro, aunque por lo demás ignorase normas lingüísticas y ortográficas, superpusiera sensaciones y pensamientos y dispusiese caprichosamente la tipografía, combinando líneas, tipos y tamaños de letra. (Las composiciones poéticas de este tipo se llamaron “caligramas"). Se atiende así a los aspectos visuales. El caso extremo de imbricación entre pintura y poesía los constituyen los “caligramas” en los que las letras del texto forman un dibujo alusivo a su contenido. Este acercamiento de la poesía a la pintura queda así como el aporte más significativo de esta corriente.
"Mujer con sombrero". (caligrama) Guillaume Apollinaire. 1915.
"El caballo". (caligrama). G. Apollinaire. 1918.
"La mariposa" (caligrama). G. Apollinaire.
"Las señoritas de Avignon". Pablo Picasso. 1907. Periodo protocubista o africano.
"Guernica". Pablo Picasso. 1937. Periodo cubista.
EXPRESIONISMO.
Entre los años 1910 a 1925 aproximadamente, la literatura alemana estuvo dominada por el Expresionismo,
nombre bajo el cual se conoce un movimiento artístico de difícil
caracterización. El término había surgido entre los pintores opuestos al
Impresionismo. Su antecedente primario estaría en el pintor Van Gogh.
Ya en 1906 varios pintores se habían asociado en Dresde fundando el grupo Die Brüke (El puente).Sus
cuadros son una galería de seres deformados, toscamente ridiculizados
pues pensaban que el hombre esconde, detrás de sus rasgos grotescos, la
vida de los instintos y la barbarie.
En
el terreno literario fue la última forma en que pudieron expresar su
disconformidad con una sociedad postindustrial en franca decadencia;
fue, por tanto, un último grito de rebeldía del espíritu romántico,
prácticamente agotado en Alemania. Su primer órgano editorial fue
bautizado Der Sturm (La tempestad) en recuerdo del Sturm und Drang que, como ya hemos estudiado, constituyó el arranque del Romanticismo en Europa.
Tenían
una actitud rebelde, discordante y revolucionaria y creían pertenecer a
una élite intelectual a la que seguía negándosele la posibilidad de
transformar el mundo. Sus notas fundamentales son: el rechazo de una
sociedad en descomposición, decrépita y ruinosa y los sentimientos de
desesperación, absurdo u horror que, ante esta situación invaden al
artista (cuya mejor expresión gráfica la tenemos en el famoso lienzo de
Edvard Munch titulado “El grito”).
Sostenían que:
- El arte tenía que ser una exteriorización, una recreación del “yo” del artista, por tanto, no había más belleza que la surgida del interior del sujeto ni más norma que la que éste quisiera imponerse -si es que quería imponerse alguna- en aras de la expresividad, verdadera piedra de toque del idealismo expresionista.
- Toda vivencia es consustancialmente bella; al arte le corresponde escarbar en el yo, en su experiencia intransferible y única, para descubrir en su interior la belleza de su verdad.
- Expresan la intuición de un objeto colocándose dentro del mismo con simpatía y empatía, es decir, buscan la fusión emotiva con el objeto, tratando de proyectar en ese objeto la emoción de quien lo mira. El objeto es, en parte, psicológico.
- Culto a lo horrendo y lo repugnante que supera la morbosidad decadente para intentar ser una real indagación en el inconsciente humano. Junto a las doctrinas marxistas en el terreno sociopolítico el método psicoanalítico de Freud se convierte en el medio idóneo para el acercamiento a una radical transformación del ser humano, las artes y toda la realidad en su conjunto.
- Fueron consustancialmente antirrealistas, pues el no sometimiento a una realidad indeseable y la ruptura de toda lógica hacían posible la aspiración a un nuevo mundo. Fueron, además, antiburgueses, antiesteticistas, anticonvencionales, irracionalistas, patéticos; cultivaban un sentido trágico de la existencia.
- En literatura no buscan la perfección formal sino la liberación de tensiones afectivas que se expresan a través de un lenguaje áspero y en oníricas imágenes visuales. En este sentido podemos verlos como cercanos a los simbolistas pues expresan contenidos subjetivos a través de imágenes concretas. En poesía se basan en la disonancia del verso y en la captación de una realidad pesadillezca donde reinan el absurdo y la violencia.
Los temas favoritos del Expresionismo son:
- El desequilibrio humano que refleja la vida de la ciudad. En ella vaga un aire de locura y terribles monstruos acechan a sus víctimas, sean inocentes o culpables. (Estos aspectos se ven claramente en el excelente cine expresionista alemán).
- La muerte es un poderoso estímulo poético ya que el movimiento nació bajo el signo trágico de la destrucción.
- Lo religioso volvió a hacerse oir. Esta generación con vivencia de desamparo trató de buscar un refugio seguro e inatacable; este refugio fue Dios.
"El grito". Edvard Munch. 1893.
"El beso". Gustav Klimt. 1908.
DADAÍSMO.
A
Francia, y en concreto a París, hay que reconocerle un lugar de
primacía en la configuración de la Vanguardia europea. Allí se dieron
cita los mejores representantes de la cultura de la época, haciendo
posible, franceses y extranjeros, un clima de intercambio y convivencia
artística cuyos frutos quedaron marcados por la impronta del arte nuevo.
Un
lugar de excepción entre los autores de este fructífero grupo lo ocupa
el rumano Tristan Tzara (1896-1963), quien en 1918, con el Primer manifiesto Dada vino
a dar cuerpo en París al movimiento “dadaísta” (a este primer texto le
seguirán seis más, y todos ellos serían publicados conjuntamente en 1924
una vez extinguido el movimiento, no sin haber fecundado antes el
Surrealismo).
“Dada”
había nacido pocos años antes en Zurich en plena Gran Guerra; el
término que designa el movimiento lo había encontrado Tzara al azar en
el diccionario, así que lo de menos es su significado, su intención
radicaba justamente en esa arbitrariedad, de la cual nace la
característica más marcada del Dadaísmo: su total escepticismo, derivado
en buena parte del Expresionismo germano.
Las características más notorias son:
- El afirmar que detrás de la realidad está la nada, no existe nada. Dada es la negación absoluta, un desesperado grito de rebeldía nihilista lanzado a la Europa arrasada por la guerra.
- Practicaron un radical relativismo artístico: su antirracionalismo convencido admitía la fusión de contrarios.
- Rechazaba toda verdad o falsedad artística y, en general, ponía en entredicho la utilidad o inutilidad de la cultura al tal punto de alcanzar hasta la base misma de la comunicación humana: el lenguaje.
- Practicaron un anarquismo radical, vital e integral, y la propuesta de una destrucción total de la que sólo se salvaría lo auténtico. Lo “bruto” es una de las características más acusadas. “Destruyamos todo -decía Tzara- y veamos lo que queda: ésa será la verdadera realidad, que ninguna organización vendrá a falsear”. Las raíces de este pensamiento están en el psicoanálisis, a través del cual se afirmó la existencia de una realidad mucho más “real”, por su autenticidad y profundidad, que la cotidiana.
- Como consecuencia de lo anterior proponen la improvisación y el automatismo mental.
- Confían en la necesidad de la destrucción de todas las estéticas y de todos los valores morales y sociales del mundo burgués, al cual rechazan. Estaban en guerra contra la guerra y contra la civilización que la había provocado y permitido. Por ello se volcó a lo absurdo, a lo primitivo, a lo elemental.
- Ese estado mental y espiritual basado en la anarquía se aplicó a todo con total libertad y eso los llevó a caer en contradicciones que determinaron su corta vida de seis o siete años pero ya estaba anunciando la revolución surrealista, que sería la más perdurable e influyente de las Vanguardias.
El
término arte encontrado, más comúnmente objeto encontrado (en francés
“objet trouvé”, en inglés Ready Made) o confeccionado— fue utilizado por
primera vez por Marcel Duchamp, para designar los objetos del entorno
(un botellero metálico, un urinario, una rueda de bicicleta sobre un
taburete de cocina, etc.), carentes de valor artístico en sí mismos,
pero que al ser presentados fuera de su contexto habitual adquieren un
sentido distinto, cuestionando el concepto tradicional del arte y
recabando para ellos el sentido de objetos artístico.
(Ready made). Marcel Duchamp. "La fuente". 1917.
(Ready made). Marcel Duchamp. "Rueda de bicicleta".
"Recorte con el cuchillo de cocina". Hannah Höch. 1919. (fotomontaje).
FUTURISMO.
En Italia, la raíz del movimiento vanguardista fue el Futurismo,
que de manera temprana viene a poner remate al “fin de siglo” pues la
cultura burguesa italiana había entrado definitivamente en crisis algo
más temprano que en el resto de Europa. El movimiento surge como tal en
París en 1909 con un primer manifiesto pero el año más importante fue
1912 cuando Marinetti expone su Manifiesto técnico del Movimiento Futurista en
Italia. Su difusión se realizó a través de esos manifiestos muy
espontáneos, inflamados y visionarios. En ellos no existe una reflexión
profunda, detalladamente analítica y académicamente expuesta de los
principios del nuevo arte: la nueva cultura vanguardista nace al calor
de la discusión, del apasionamiento y de la movilidad del mundo moderno;
niega la objetividad, exacerba la subjetividad y rechaza el sentido
común.
El
Futurismo italiano nació de una exaltación de las formas materiales del
progreso, pensando sus representantes que su tiempo y ellos mismos eran
ya el futuro.
Sus características más notorias son:
- Los futuristas dicen: detrás de la realidad está el movimiento.
- No rechazaron a la burguesía ni al burguesismo, sino al burgués italiano anclado en formas contrarias al verdadero progreso.
- Hicieron de la gran ciudad, de la electricidad, del automóvil y del aeroplano los símbolos de una nueva era imaginada como mejor y más justa.
- Pretendían cantar al “amor al peligro”, al hábito de la energía y a la temeridad. Exaltan el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de carrera, el salto mortal. La literatura hasta ese momento -según ellos- había exaltado la inmovilidad del pensamiento, el éxtasis y el sueño.
- La exaltación de tales formas los llevó a legitimar y defender el progreso nacional en una época en que Italia estaba estrenándose como nación (Italia había logrado su unidad en 1870), por eso apoyaron y ensalzaron la guerra, el colonialismo y la violencia razonable. Así fue dando cuerpo a una ideología asociada a una propuesta de régimen autoritario. De buena parte de estas intenciones intentaría revestirse el fascismo al que el Futurismo estuvo vinculado de muy diversas formas. Sin embargo, como todo autoritarismo, el fascismo no respondió a las expectativas de los futuristas.
- Reconocen una belleza nueva en la belleza de la velocidad: “Un automóvil de carrera rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”.
- La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas innatas para reducirlas y postrarlas delante del hombre.
- Glorifican la guerra considerándola la única higiene del mundo. Exaltan el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor, las bellas ideas por las que se muere y el desprecio a la mujer.
- Quieren destruir los museos y la bibliotecas, las academias de toda especie y combatir el moralismo, el feminismo y todo movimiento oportunista o utilitario.
U. Boccioni. "Formas únicas de continuidad en el espacio". 1913.
Luigi Russolo. "Dinamismo de un automóvil". 1912.
SURREALISMO.
Este
movimiento ocupa un lugar de honor como el más rico y complejo, como el
más influyente a lo largo del tiempo y a lo ancho del mundo. También es
considerado como el remate inigualable de la cultura, las artes y el
pensamiento de toda la época. Su periodo de apogeo se da entre 1924 y
1928.
Como última fase de la vanguardia europea, el Surrealismo nace
del seno mismo de la ideología contemporánea y constituye el último
eslabón del Romanticismo europeo, (no en vano, sus maestros fueron los
poetas finiseculares -Baudelaire y Rimbaud fundamentalmente- y
románticos “visionarios” como William Blake o Geral de Nerval). Estuvo
hondamente marcado por las repercusiones culturales y espirituales de la
Primera Guerra mundial e intentó ser una respuesta a la crisis que
tenía planteada el mundo contemporáneo.
Su centro fue París y su principal representante André Breton,
no tanto por su obra literaria sino por su papel en la conformación de
la teoría surrealista, en la cohesión del grupo y en la creación de sus
órganos de difusión. A él se debe la publicación de los dos Manifiestos surrealistas (de 1924 y 1930).
En
el primero de esos manifiestos se define al Surrealismo como:
“Automatismo psíquico puro por el cual nos proponemos expresar, sea
verbalmente, sea por escrito, sea de otra manera, el funcionamiento real
del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control
ejercido por la razón, fuera de toda preocupación estética o moral”.
Nada
de esta definición autoriza a reducir al Surrealismo a una escuela
literaria. Se manifiesta, al contrario, como una empresa del
conocimiento de la cual está fijado el método (el automatismo psíquico),
la meta lejana (expresión del funcionamiento real del pensamiento) y
los postulados filosóficos (privilegio reconocido para ciertas formas de
asociaciones, para el sueño, para el despliegue de un pensamiento
desligado de todo afán pragmático). Tal vez una de las palabras clave de
esta definición sea el adjetivo “real”. La idea es que todas las
descripciones de ese pensamiento presentadas hasta el momento eran
irreales, disfrazaban la realidad.
En 1922 Breton anuncia que el Surrealismo se caracteriza por recurrir a tres técnicas: a)
un cierto automatismo psíquico que corresponde muy bien al estado de
sueño; b) los relatos de los sueños y c) las experiencias del sueño
hipnótico. Estas técnicas precedieron a la práctica de la escritura automática.
La principales características del movimiento son:
- Afirman que detrás de la realidad está el sueño.
- Son fuertemente materialistas y superan mediante la dialéctica marxista y del psicoanálisis el individualismo y el leve esoterismo seudorreligioso heredados del Romanticismo y del Posromanticismo.
- Pretenden, mediante la exploración en el inconsciente, hacer surgir una nueva realidad que aboliese la cotidiana con la que no están conformes.
- Practican el automatismo (cosa que ya habían hecho otros escritores en el pasado desde Göethe), pero la gran novedad está en que advirtieron que permanentemente se forma en el secreto del subconsciente un lenguaje al que era suficiente prestar atención para registrarlo en todo momento. El lenguaje consciente no era más que una máscara que disimulaba el flujo del pensamiento más íntimo y lo reprimía.
- Se debe permitir que el lenguaje hable en uno mismo sin tratar de orientarlo de ningún modo, confiar la escritura a un dictado interior, colocar al espíritu en el estado más pasivo o receptivo. Esto supone que uno sea capaz de abstraerse radicalmente del mundo cotidiano, de abandonar todas las preocupaciones habituales del espíritu. En esto consiste la escritura automática.
Fragmento de "Cadáver exquisito" de André Breton en Manifiesto surrealista.
"Interior holandés". Joan Miró. 1928.