martes, 20 de marzo de 2012

UNIDAD INTRODUCTORIA. EL SIGLO XVIII FRANCÉS. DE LA ILUSTRACIÓN AL PRE-ROMANTICISMO.

 EL PATRIOTISMO FRANCÉS, de Pierre-Alexandre Wille

LA BALSA DE LA MEDUSA, de Théodore Gericault

(Texto extraído y traducido de “XVIIIe SIECLE”, Lagarde & Michard; Edit. Bordas, París, 1967)

Introducción

El siglo XVII, a pesar de las diversas corrientes que lo atraviesan, se define fundamentalmente como cristiano, monárquico y clásico, dejando una impresión general de estabilidad. Por el contrario, el siglo XVIII es un período de movimiento que culmina en una crisis violenta que empequeñece un sistema político y social secular e instaura un nuevo orden. Desde el absolutismo de Luis XIV hasta Napoleón Bonaparte, hay un gran camino recorrido. Las pérdidas de las colonias de India y Canadá en manos inglesas fueron también un duro golpe. Un fermento intelectual y social preparó la Revolución Francesa, mientras que, desde el punto de vista literario, el pre-romanticismo suplantaba poco a poco el ideal clásico. La Literatura, generalmente militante, se alió estrechamente con las reivindicaciones de la Revolución.

La sociedad, las costumbres

La Corte deja de ser el centro del país y la fuente de opinión. El movimiento de ideas se hace en contra de ella y no por ella. En su rol intelectual y social, es suplantada por los Salones, los cafés y los clubes. Estos se distinguen por el gusto por la conversación brillante, fundan y funden reputaciones, procuran a los escritores admiradores entusiastas, relaciones útiles, a veces ayuda material, y suscitan entre ellos una emulación de espíritu y de coraje. Al inicio literarios y mundanos, poco a poco se convierten en filosóficos. El movimiento de ideas va a favorecer el gusto por todos los placeres: se cree en la felicidad en este mundo, y los filósofos rehabilitan -en contra del cristianismo- las pasiones y los instintos, aunque algunos escritores, como Rousseau, reaccionan violentamente contra la decadencia de las costumbres y proponen el gusto por la vida simple, el sentimiento y la virtud.


EL SIGLO DE LAS LUCES

Las ideas

El siglo XVIII estuvo apasionado por las ideas. Las discusiones ideológicas, las tesis, los sistemas, invaden todos los géneros literarios, muchas veces en detrimento de lo artístico. Los filósofos dieciochescos se dedicarán a una revisión crítica de las nociones fundamentales en relación con el destino del hombre y la organización de la sociedad. Caracterizado por una confianza completa en la razón humana, encargada de resolver todos los problemas y por una fe optimista en el progreso, el espíritu filosófico es un nuevo humanismo. Encuentra su expresión más perfecta en la Enciclopedia, gran obra colectiva destinada a difundir las “luces”, a combatir la intolerancia y el despotismo y a contribuir de esta forma en la felicidad de la humanidad.

Ciencia y literatura

Desde el comienzo de siglo, la ciencia destronó a la metafísica y ejerció una influencia considerable en la Literatura. La filosofía positivista demanda a las ciencias experimentales hechos medibles, observables, controlables; y siguiendo este ejemplo renuncia a descubrir el porqué de las cosas para preguntarse el cómo. No existe escritor que no profundice en conocimientos científicos. Las ciencias naturales, menos abstractas que las matemáticas, son bastante frecuentadas por los ellos.


Literatura y otras artes

Se establecen relaciones más estrechas entre la Literatura y las Bellas Artes, que el gusto de Voltaire une en su ideal de civilización refinada. En los Salones, sobre todo de la mano de Diderot, surge la crítica de arte como género literario. Los escritores se vinculan con (e inspiran de) pintores, escultores y músicos. En algunos pintores se aprecia la presencia del pre-romanticismo (Fragonard, por ejemplo) y en otros se traduce el gusto por la severidad romana, tan característica de la Revolución Francesa. Pero será el estilo realista el que prime en los grandes pintores y escultores.

Cosmopolitismo

Francia sirvió de modelo al continente europeo entero por su Literatura, sus artes en general, sus modas, su elegancia y su espíritu. El estilo rococó se imita en toda Europa. En este ambiente, los escritores franceses se llaman a sí mismos europeos e incluso ciudadanos del mundo. Creyentes de la universalidad de la razón, combaten los regionalismos y los prejuicios nacionales. Los filósofos responden a un ideal de paz y civilización.

Influencias extranjeras

Los artistas se apasionan por la música italiana, por la influencia del escritor alemán Goethe, pero sobre todo por la influencia inglesa: Newton, Locke, Swift; se traduce e imita a Shakespeare. Esta “anglomanía” se revela también en las costumbres: se crean los clubs, se toma el té, se prefieren los parques a la inglesa a los jardines franceses.


RACIONALISMO Y SENSIBILIDAD

La primera mitad del siglo XVIII está marcada por el racionalismo filosófico, pero la segunda por la sensibilidad pre-romántica. De todas formas, no es acertado hablar de una ruptura brusca: en pleno delirio de la sensibilidad, la razón no pierde su lugar, e inversamente la corriente emocional existía, subyacente, desde el comienzo del siglo. La regla cartesiana de la evidencia, que proviene del siglo anterior, es el punto de partida del racionalismo crítico. LOS FILÓSOFOS RECHAZAN TODA AUTORIDAD QUE NO SEA LA DE LA RAZÓN. Más audaces que el propio Descartes, abandonan su metafísica, sometiendo a un libre examen la revelación, los dogmas y la moral del cristianismo así como las instituciones políticas y sociales. La literatura se hace militante: los escritores lideran la opinión y preparan el porvenir.

Sensibilidad pre-romántica

En el auge de la Enciclopedia, del racionalismo de Voltaire, del rechazo a la poesía como género, de la primacía de la filosofía de la mano de Voltaire, surge, sin embargo, una tendencia totalmente opuesta al racionalismo crítico. Con los escritores Diderot y Rousseau, las emociones se desencadenan, invadiendo de lágrimas a la Literatura. No se trata solamente de una sensibilidad delicada: son los instintos afectivos más profundos que, tanto tiempo reprimidos, reclaman su revancha.
En este siglo mundano y social, varios escritores se encuentran consigo mismos solamente en el fondo de su soledad, en una comunión inefable con la vida universal, unión perfecta de todas las armonías entre la naturaleza y sus propias almas. La poesía empieza a resurgir. Al análisis clásico de los sentimientos, le sigue un arte más afectivo, cuyo poder residen sobre todo en la sugerencia. Exaltación del yo, lirismo personal, gusto por las emociones, por la melancolía y la soledad, sentimiento de la naturaleza, son estos los rasgos fundamentales del pre-romanticismo.

“Con Voltaire, termina un mundo: con Rousseau, comienza otro.” Goethe

1 comentario:

  1. Luego de ver las pinturas que lo anteceden y de leer el texto anterior... ¿qué pintura es iluminista y cuál pre-romántica? Justifica tu respuesta.

    ResponderEliminar